Especialmente la resonancia magnética, prueba que suele ser de larga duración, requiere inmovilidad y no es apta para pacientes ansiosos, con fobias o con dolor. Se trata de situaciones asumibles mediante sedación experta, y evidentemente supone la única solución a las pruebas en pacientes pediátricos.
Otras pruebas diagnósticas pueden requerir la instauración farmacológica de hipnosis y sedación, por ejemplo estudios del sueño, estudios de apnea o videosonografía para estudios otorrinológicos. Todas las opciones pasan por una sedación segura con un gran control del entorno, que tiene que requerir una infraestructura adecuada.
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